divendres, 20 de gener del 2012

Sobre la verdad de la ermita y de la psicología (I)



Después de la polémica surgida hace unas semanas a raíz de la ocupación ilegítima y poco respetuosa de la ermita de Segur por parte de dos concejales del Partido Popular de Calafell con la excusa de realizar un taller de psicología transpersonal, me gustaría apuntar algunas consideraciones al respecto.
En esta primera entrada haré algunas puntualizaciones como concejal y en la siguiente lo haré como profesional de la psicología.

Tras los acontecimientos arriba mencionados, me he visto en la obligación moral de redactar estos escritos con el fin de aclarar dos cuestiones. Por un lado, el uso que se debería hacer de un monumento consagrado y de culto como es la ermita, que además es patrimonio cultural de propiedad municipal
(I). Y, por otro lado, esclarecer qué es y cuál es el objeto de estudio de la psicología como ciencia, que nada tiene que ver con el rezo, el culto o lo que algunos denominan experiencias transpersonales (II).



No entraré a valorar cuál es la función de un templo religioso puesto que se trata de algo sobradamente conocido por la mayoría de ciudadanos. Ahora bien, como patrimonio municipal que es, la ermita dispone de un responsable político, la concejal de cultura. De ella se espera que tenga la sensibilidad suficiente como para velar por la seguridad del monumento. También preveer en los presupuestos municipales un partida suficiente como para aplicar un programa de mantenimiento que evite su deterioro así como elaborar un proyecto de dinamización cultural, que, junto con una adecuada promoción turística sirviera para atraer la mayor cantidad de visitantes a nuestro municipio.

La idea sería incluir la ermita dentro de una ruta turística a través de los diferentes monumentos históricos que enriquecen la cultura de Calafell y promover un modelo de desarrollo local y de crecimiento económico.
En el mandato anterior ya se hizo un esfuerzo económico y de trabajo para impulsar este activo cultural y turístico de nuestro municipio. Sólo hace falta recuperarlo y darle continudidad.

Pero ¿qué usos puede tener la ermita como monumento cultural? Como ya se ha comentado en otros blogs o incluso en artículos de prensa escrita, el templo permanece normalmente cerrado al público y sólo se abre en momentos puntuales como la Festa Major de Segur. Existen en Calafell tres copias de llaves que puedan dar acceso a la ermita y que disponen de ellas, el párroco de Segur, la concejal de cultura y el técnico de patrimonio (pero sin poder de decisión al respecto). A partir de aquí, ¿quién fue la persona que dio el visto bueno a abrir la ermita para realizar actividades que quebrantan los usos religiosos de la fe católica? Al realizarse esa actividad formativa en el interior de la ermita, ¿se estaba profanando su uso y su privacidad? ¿Quién autorizó su realización?

En un pleno, el partido socialista hizo una pregunta a los concejales del Partido Popular con el objetivo de esclarecer esas dudas, pero en vez de obtener una respuesta clara y convincente, se nos acusó, una vez más, de intromisión en la vida personal de los concejales. Y digo una vez más porque cada vez que desde el equipo de gobierno de Calafell se genera una polémica y la oposición, cumpliendo su papel, pide explicaciones y responsabilidades, se nos acusa de intrusión en la vida personal. Falta de moralidad, falta de madurez pero sobretodo, falta
de profesionalidad y de responsabilidad.

Ahora bien, ya que los concejales del PP no contestaron a las cuestiones realizadas, deberían haberlo hecho, o bien la concejal de cultura como responsable directa de la gestión del patrimonio, o bien el alcalde como máxima autoridad política y administrador último del monumento. No olvidemos que la ermita ya es propiedad municipal. Pero, ¿qué obtuvimos? La callada por respuesta. ¿Detrás de todo este montaje hay cierta información que no interesa que se desvele y por ese motivo callan?. El misterio continúa sin resolverse.

Yo creo que más bien lo que sucede es que los protagonistas se han dado cuenta de lo poco acertado de su decisión al realizar el curso en la ermita y ahora, por no saber cómo salir del embrollo en el que se han metido, callan o simplemente mienten.

Volvemos a lo de siempre, Calafell necesita un gobierno responsable que gestione un proyecto y un alcalde eficiente que lo lidere. Hasta ahora, no tenemos ni una cosa ni otra.





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